הרב דר. מרדכי מערבי, תשס”ה
Un sugestivo título propone nuestra Torá, el presente Shabat para nuestra lectura y aprendizaje. “Tazría” nos habla de la condición más elevada que alcanza el ser humano al engendrar la vida y ser artífice de la pro-creación: es decir, asociarse al Todopoderoso en Su empresa inicial de dar vida al mundo y llenar e insuflar de vida al hombre, corona de Su Creación.
El concepto que asocia nuestra Torá a la tarea encomendada de recrear y generar la vida por doquier está ligado a la ‘raíz’ hebrea “zera”: que significa semilla, plantación.
El arte del vivir será para Adám el llevar a cabo la obra más simple y más compleja: plantar para trascender; trabajar en la profundidad de su existir, a fin de comprender a su mundo, a Su Creador; penetrar -así como la semilla- en la intimidad de la tierra y abrazar después, la dimensión de los Cielos traducidos en esfuerzos, sueños y realizaciones: sus propios hijos. Sus frutos y flores más bellos, que adornarán los hechos de sus días y la inmensidad de sus horas.
“Ha-zor’ím be-dim’á…”cantaba el rey David en sus Salmos, ‘los que siembran con lágrimas, con júbilo habrán de cosechar’: no es fácil la tarea…
Supone lágrimas -de alegrías y de las otras, porque supone esfuerzos, porque conlleva dolor y pena; pero la siembra, que une los contrastes mismos de la vida al plantar la semilla en la oscuridadde la tierra aunque necesitando el tallo y más tarde la flor del solen su esplendor, la semilla -“zera” – decíamos es la vida misma.
Y la vida es una larga y prolífica cosecha de hechos y dichos, de acciones y de ideas, de sueños, proyectos y planes…Y no todos por cierto llegan a término. Allí las lágrimas, pero también la alegría…
“Cuando una mujer engendrare y diese a luz…”principia nuestra primera perashá anunciándonos el instante cuando el mundo cobra vida, en los días de un varón o de una niña. Y al leer el primer versículo, parece volver a nosotros el recuerdo de Adám y de Javá, los primeros en ser llamados a existir en este nuestro mundo.
Y si Adám nos habla de la condición humana física-‘macho y hembra los creó’-, Javá nos estará presentando a esa condición elevada a sumáxima expresión: “ki hí Em col jai…” – ‘pues ella es la madre de todo ser viviente’-.
Es significativa la afirmación del Rab Moshé Tsví Neria, debendita memoria-, quien escribe en su libro ‘Ner laMaor’ que nuestra perashá es “la construcción ‘em=”madre’” del pueblo judío”. Y se refiere el Rab al hecho que cuando se menciona la creación del hombre, el verbo utilizado por el Génesis es: ‘Vaitser’ -formó (D’s)-, verbo asociado a la Jojmá, sabiduría; mientras que al referirse a la mujer, el texto propone: ‘Vaiben’ -construyó (D’s)-, verbo que está ligado a la Biná -la inteligencia deductiva-.
De lo que inferimos, sugiere el Rab, que la tarea paterna está relacionada con el saber, mientras que la esencia de lo maternal, transcurre por el construir=”inteligentemente.” El padre será en la concepción judía el iesod-el fundamento-, mientras que por la madre correrá la esencia de la ‘construcción, de la edificación’, el ‘Binián’.
Tal vez ahora, querido lector le quede claro aquello que en la ‘Sheva Berajot’, las Siete Bendiciones que enmarcan la ceremonia del casamiento judío, cuando bendecimos a D’s ‘…aher iatsar et ha-adám be-tsalmó’, ‘Quien creó al hombre a Su Imagen’, “Ve-hitkín lomimenu BINIÁNadé ad…”: ‘y erigió para el una construcción de eternidad’, que el hombre se asoma al mundo del Creador a través de la ventana del alma de su mujer: del edificio que le permite allegarse hasta los mismos Cielos y desde allí, descender a su plataforma terrenal, y plantar, sembrar, cosechar los frutos y las flores: el “sejar perí baten”, ‘la recompensa del fruto del vientre’. “Ve-jaié OLAM natá betojenu”:
‘La vida eterna plantó en nosotros’. Y todo, todo, desde ‘Ishá ki tazría ve-ialedá…’.
Rabbi Maarabi is the Chief Rtabbi of Uruguay